INANNA INANNA INANNA INANNA
En la Mitología Sumeria era la Diosa del Amor y de la Guerra y Protectora de la antigua ciudad de Uruk. La Reina del Cielo y de la Tierra, asociada con el Planeta Venus, y con la Diosa griega Afrodita y la Diosa Fenicia Astarté. Era hija de Nannar (Dios de laLuna) y Ningal (La Gran Dama). Representa el Arquetipo de la Diosa Madre. En ella se representa el poder de lo femenino y la búsqueda del conocimiento. Hay una leyenda (El Árbol de Huluppu) en la que se nos narraría como la Diosa Inanna se encuentra una semilla, a la cual cuida con gran esmero, hasta que crece y crece hasta convertirse en
un robusto y enorme árbol. Este hermoso árbol es invadido por tres criaturas: una serpiente, un ave y por la Diosa Lilith. Le pediría ayuda a Gilgamesh", quien lo sacudiría de tal forma que alejaría a estos tres seres del frondoso árbol, del cual
Inanna construiría su hermoso trono. Cuenta la mitología Sumeria que Inanna decidió bajar al Inframundo para enfrentarse a Ereshkigal (hermana y deidad opuesta). En dicha lucha Inanna perderá la vida, tras lo cual en la Tierra, tanto los animales como los seres humanos perdieron el deseo de aparearse.
El Dios Enki ante este problema crearía unas criaturas sin género que engañarían a Ereshkigal para que le entregaran el cadáver de su hermana Inanna, al que le aplicarían "el agua de la vida". Inanna vuelve a la vida, pero tiene que buscar un sustituto para
que ocupará su lugar allí abajo, en el Inframundo. La Diosa Inanna al retornar a la Tierra donde se encontrará con que Dumuzi había ocupado su puesto, por lo cual se era a él a quién enviará a ocupar su lugar al Inframundo. El símbolo de Inanna era una roseta o una estrella de ocho puntas. Se le asociaba con los leones, a quienes se consideraban un símbolo de poder, y era mostrada frecuentemente de pie entre dos
leonas. Se le suele representar desnuda y sosteniéndose los pechos, representando así fertilidad o en su aspecto belicoso como una guerrera con falda larga rayada sujetando armamento en sus manos. A la diosa se le asociaba simbolicamente con la Luna, el planeta Venus y la serpiente. En todos los pueblos neolíticos, la sexualidad era considerada una fuerza cósmica a la cual se veneraba en estrecha conexión con el culto a " la Gran Diosa Madre Ancestral ".
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