DRUIDESAS DRUIDESAS DRUIDESAS
Existen numerosos testimonios que confirman la existencia de las mujeres druidas. Según diversas fuentes habían desempeñando importantes papeles en la vida religiosa celta. Puesto
que las tribus celtas veneraban a diversas diosas, ellas les servían de representantes
en la tierra y representado funciones rituales en los cultos. Los testimonios nos hablan de dos clases diferentes: Ban-druaid, druidesas que eran las guardianas del fuego sagrado (similar a las vestales de Roma), y Ban-fhilid o poetisas. En algunas ocasiones se trataba de las esposas de los druidas, que gozaban de una gran influencia. Era habitual entre
las mujeres celtas leer el destino en conchas, raíces de determinados árboles, en el agua, y en piedras y cristales. Por su naturaleza se comunicaban con los elementos y cuando alguna sentía la Luz de alguna Diosa se dedicaría al sacerdocio sagrado de esa divinidad como
druidesa. Los celtas creían en lo sagrado de las montañas, los ríos, los árboles, los manantiales,..y por ello estos lugares estaban dotados de una divinidad casi siempre femenina y serían las druidesas quienes cuidasen estos rincones mágicos. Hay diversos historiadores de la antiguedad que afirmaban que las mujeres celtas participaban en asambleas, mediaban en las disputas y negociaban tratados, labor propia de un druida. Simbolicamente la mujer druida encarnaba la luna ya que su poder sobre las aguas y las mareas y su movimiento se asociaba con el ciclo menstrual. Las
druidesas se centraban más en el mundo interior, en lo intuitivo, lo espiritual, lo misterioso y lo profético. Las druidesas eran sin lugar a dudas mucho más que hechiceras y fabricantes de pócimas, eran verdaderas sabias e instruidas en diversas ciencias. En la Galia había templos en los que eran las druidesas las que ordenaban y regulaban cuantas cuestiones concernían a la religión, lugares cuya entrada estaba prohibida a los hombres. Un grupo de nueve sacerdotisas tenía su oráculo en la isla de Sein,
Bretaña. Sus poderes pueden levantar los vientos, sus canciones pueden elevar los mares y pueden transformarse en animales. Pueden curar enfermedades incurables y predecir el futuro solo a aquellos que se atrevan a acudir en busca de su sabiduría. Cuentan que su instrucción era secreta y se realizaba en bosques y grutas. Las druidesas de Sein eran muy respetadas Y a la vez temidas. En Irlanda, en Tara, había una Comunidad Sagrada en el que las druidesas adivinaban el porvenir. Vivían en un lugar llamado “El Retiro Hasta la Muerte”. Hablan los historiadores de
mujeres que asistían a reuniones en el santuario de la isla de Mona, desde donde alentaban a la tribu de los britones a rebelarse contra Roma. Los celtas no hacían distinción entre gobernantes masculinos y femeninos. Se habla de Veleda, una profetisa de una tribu germánica que gobernaba sobre un extenso territorio y era considerada semidivina. Mencionan historiadores romanos a Eponina (Sacerdotisa de la diosa Epona), esposa de Julio Sabino, un galo romanizado, jefe de los lingones. Julio Sabino combatió contra Roma, pero, vencido, hubo de refugiarse en una
cueva, donde permaneció oculto con sus servidores. La célebre Eponina trató de conseguir el perdón para su esposo y el fin de la persecución. Al no lograrlo, se encerró con él, y fue ejecutada junto a su esposo. Hablan de la Celta Camma, sacerdotisa de la diosa Brigit. Camma fue obligada a casarse con el asesino de su esposo (normalmente era la mujer celta la que elegía esposo),
pero durante la ceremonia vertió veneno en la copa de su nuevo marido y en la suya propia. Boudica, la reina celta que dirigió el levantamiento contra los romanos en el año 60, era sacerdotisa de Andraste, la diosa de la victoria. Y algunos afirman que Santa Brígida de Kildare fue una druidesa antes de convertirse al cristianismo. Hay tumbas femeninas que nos llevan a pensar que aquellas mujeres eran druidesas, debido a los rituales y el trato especial recibido. En Irlanda, está enterrada Tlachtga, una druidesa considerada como una
de las divinidades menores. Y así hablaríamos de infinidad de druidesas famosas que atestiguan los diversos escritos de los historiadores de la época que nos dan credibilidad de su existencia no como meras espectadoras sino como sacerdotisas, adivinas, guerreras y gobernantas, y algunas incluso consideradas divinidades. En el mundo Celta era reconocida la importancia del papel de las mujeres, así como el de la "Diosa Madre" suprema, sostén moral de la sociedad. A partir de que el cristianismo se fue imponiendo en todo el territorio de influencia celta, la mujer pierde el estatus del que disfrutaba, y acaban equiparando a las druidesas con la brujería.