TRACY CHAPMAN TRACY CHAPMAN TRACY (Cleveland, Ohio; 30 de marzo de 1964)
"No me veo como una activista, pero si estoy en una posición única que me da la oportunidad de usar mi posición pública para ayudar a llamar la atención sobre cosas que me importan y que creo que pueden importar a otras personas"
"Tenemos que vivir nuestras vidas siempre sintiendo, pensando siempre en el momento ha llegado"
“Tracy se casará con su guitarra y vivirá feliz para siempre”
"Puedo usar la música como una forma de activismo pero no me considero a mi misma como una activista”
“Crecí escuchando música soul, y siempre me sentía atraída por las canciones que tenían un fuerte contenido social"
“Crecí escuchando música soul, y siempre me sentía atraída por las canciones que tenían un fuerte contenido social"
Nació en Cleveland, Ohio, en marzo de 1964, pero en sus primeros meses de vida, su familia se trasladó al estado de Connecticut, donde transcurrió su niñez. La cantante retrató los problemas de aquella época, hablaba de violencia policial, de racismo, de machismo. Talkin’ Bout The Revolution, la radiografía de una rebelión social cocinada a fuego lento que se convertiría en el emblema de su primer álbum. Es considerada
Londres como parte de una gira mundial de conciertos para conmemorar el 40 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos con Amnistía Internacional. Un video musical producido por Chapman que destaca logros significativos en la historia afroamericana se ha convertido en una importante herramienta de enseñanza en las Escuelas Públicas de Cleveland. En 2004, Tracy Chapman recibió un doctorado honorario en Bellas Artes por su alma mater, Tufts University, reconociendo su compromiso
con el activismo social. La pobreza es el segundo aspecto que destaca al tratar de la cantautora americana. A la edad de cuatro años, su padre y su madre se divorcian. Ella y su hermana, se quedan con su madre, sobreviviendo como pueden a base de empleos precarios, echando mano de las ayudas públicas cuando la cosa se pone muy fea. Está claro que comprenda el significado de la lucha diaria por la vida, ya que no ha crecido rodeada de montones de cosas, como dice en una de sus canciones. Y por último
está el racismo, esa enfermedad incurable de las sociedades contemporáneas. El racismo es un fenómeno muy visible en los Estados Unidos , donde la población de raza negra sufre, desde la abolición de la esclavitud en el siglo XIX y el desprecio de una gran parte de la población blanca. La pequeña Tracy vive en sus propias carnes el odio, la violencia de una sociedad que no termina de asimilar su pasado y que considera a las mujeres y hombres de raza negra como ciudadanos de tercera. Muy pronto comprende que sólo el conocimiento y el trabajo duro la pueden salvar de un futuro más negro que una noche sin estrellas. Así que gracias a su esfuerzo y a su capacidad para estudiar y trabajar con tesón, obtiene una beca para completar la educación secundaria en uno de los mejores institutos de Boston, y en la universidad, se matricula en Antropología y Estudios Africanos. En la universidad, graba una maqueta con las canciones que ha compuesto con su guitarra en la intimidad de su
con el activismo social. La pobreza es el segundo aspecto que destaca al tratar de la cantautora americana. A la edad de cuatro años, su padre y su madre se divorcian. Ella y su hermana, se quedan con su madre, sobreviviendo como pueden a base de empleos precarios, echando mano de las ayudas públicas cuando la cosa se pone muy fea. Está claro que comprenda el significado de la lucha diaria por la vida, ya que no ha crecido rodeada de montones de cosas, como dice en una de sus canciones. Y por último
está el racismo, esa enfermedad incurable de las sociedades contemporáneas. El racismo es un fenómeno muy visible en los Estados Unidos , donde la población de raza negra sufre, desde la abolición de la esclavitud en el siglo XIX y el desprecio de una gran parte de la población blanca. La pequeña Tracy vive en sus propias carnes el odio, la violencia de una sociedad que no termina de asimilar su pasado y que considera a las mujeres y hombres de raza negra como ciudadanos de tercera. Muy pronto comprende que sólo el conocimiento y el trabajo duro la pueden salvar de un futuro más negro que una noche sin estrellas. Así que gracias a su esfuerzo y a su capacidad para estudiar y trabajar con tesón, obtiene una beca para completar la educación secundaria en uno de los mejores institutos de Boston, y en la universidad, se matricula en Antropología y Estudios Africanos. En la universidad, graba una maqueta con las canciones que ha compuesto con su guitarra en la intimidad de su
habitación. Canciones que hablan de la vida cotidiana de mucha gente que lo está pasando muy mal. Gente que es despedida de su empleo miserable, gente que es insultada y despreciada por el color de su piel, mujeres que sufren la violencia en sus vidas cotidianas, mujeres que sueñan con dejarlo todo y escapar para empezar lejos, una nueva vida. Mujeres y hombres, en definitiva, que invocan su derecho a ser felices.Y empieza a tocar en los bares del campus universitario, en las plazas y las esquinas más concurridas de la ciudad. Y será en uno de estos
locales donde un cazatalentos de la compañía Electra, en 1986, la ve y tras una de esas actuaciones deciden ficharla. En 1987, entra por primera vez en un estudio de grabación profesional. La experiencia se convierte en una pesadilla. Aquello no iba como le gustaría que fuera, así que tiene que dejar las cosas claras. O se hace como ella quería o no habría disco. El resultado final es su primer disco. Once canciones. Algunas de ellas absolutamente memorables. No obstante, si hay una fecha marcada en rojo en su vida es el día once de junio de 1988. Nelson Mandela, que llevaba encerrado más de veintiséis años por su lucha contra el apartheid, estaba a punto de cumplir setenta años. En el estadio londinense de Wembley se celebró aquel día un multitudinario concierto para conmemorar su cumpleaños del insigne activista y pedir su libertad. Tracy fue invitada a participar en ese acto. Sin duda, vivió uno de los momentos más sublimes de toda su vida, y así lo recuerda. "Significó mucho para mí participar en el Concierto por la Libertad de Mandela y prestar mi voz para pedir el final del
apartheid y su puesta en libertad. Afortunadamente, me avisaron de que tenía que salir al escenario con muy poco tiempo de antelación, así que no tuve ocasión de pararme a pensar. Me sentía muy agradecida por aquel cálido recibimiento. Fue una experiencia inolvidable". Durante todos estos años, Tracy ha sido una gran activista en favor de los derechos humanos, y no ha dudado en poner su arte al servicio de organizaciones como Amnistía Internacional o Free Tibet, cantando contra el racismo, la violencia contra las mujeres, la pobreza, o para recaudar fondos para la lucha contra el SIDA. A pesar de ello, no se considera una líder de ningún tipo de movimiento y sigue siendo esa chica tímida que empezó a cantar con su guitarra en el bar de la universidad.
locales donde un cazatalentos de la compañía Electra, en 1986, la ve y tras una de esas actuaciones deciden ficharla. En 1987, entra por primera vez en un estudio de grabación profesional. La experiencia se convierte en una pesadilla. Aquello no iba como le gustaría que fuera, así que tiene que dejar las cosas claras. O se hace como ella quería o no habría disco. El resultado final es su primer disco. Once canciones. Algunas de ellas absolutamente memorables. No obstante, si hay una fecha marcada en rojo en su vida es el día once de junio de 1988. Nelson Mandela, que llevaba encerrado más de veintiséis años por su lucha contra el apartheid, estaba a punto de cumplir setenta años. En el estadio londinense de Wembley se celebró aquel día un multitudinario concierto para conmemorar su cumpleaños del insigne activista y pedir su libertad. Tracy fue invitada a participar en ese acto. Sin duda, vivió uno de los momentos más sublimes de toda su vida, y así lo recuerda. "Significó mucho para mí participar en el Concierto por la Libertad de Mandela y prestar mi voz para pedir el final del
apartheid y su puesta en libertad. Afortunadamente, me avisaron de que tenía que salir al escenario con muy poco tiempo de antelación, así que no tuve ocasión de pararme a pensar. Me sentía muy agradecida por aquel cálido recibimiento. Fue una experiencia inolvidable". Durante todos estos años, Tracy ha sido una gran activista en favor de los derechos humanos, y no ha dudado en poner su arte al servicio de organizaciones como Amnistía Internacional o Free Tibet, cantando contra el racismo, la violencia contra las mujeres, la pobreza, o para recaudar fondos para la lucha contra el SIDA. A pesar de ello, no se considera una líder de ningún tipo de movimiento y sigue siendo esa chica tímida que empezó a cantar con su guitarra en el bar de la universidad.
"Soy afortunada de haber podido hacer mi trabajo y estar involucrada en ciertas organizaciones y haber ofrecido alguna ayuda de alguna manera. Ya sea para recaudar dinero o ayudar a crear conciencia. Averigua dónde está la necesidad y si alguien piensa que vas a ser útil, entonces ayuda "
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