SEMIRAMIS SAMMURAMAT SEMIRAMIS
Legendaria reina de Babilonia. La única mujer que ha gobernado el poderoso Imperio Asirio. En el siglo IX a. C., una mujer conocida por Sammu-ramat comandó todo un imperio que se extendía desde Asia Menor hasta lo que hoy es el oeste de Irán. Su mandato aunque breve, parece haber
inspirado un respeto duradero entre sus súbditos. Siglos después de su reinado, los historiadores griegos se centraron en Sammu-ramat y sus logros. Helenizaron su nombre a Semiramis. Esta reina asiria pasó de esta forma del mundo de los hechos al reino de la leyenda. Se encargó del gobierno del imperio, que según el mito, se extendería hasta Etiopía y la India. Los autores clásicos le atribuyeron grandes logros como la fundación de numerosas ciudades y la construcción de majestuosos edificios en Babilonia, con sus palacios y hermosos jardines colgantes. Según una versión de su leyenda, Semíramis fue hija de una diosa siria conocida por Derceto, con rostro de mujer y cuerpo de pez, que la abandonó en el desierto para que pereciese. Unas palomas se cuidaron de alimentarla y la recogió un pastor llamado Simas. Años después, dice la leyenda que fue la fundadora del reino babilónico. Dueña absoluta del imperio asirio, fundó la más bella y célebre ciudad de Oriente y del mundo, Babilonia, a la que se considero una de las maravillas del mundo clásico. Sammu-Ramat, más conocida como Semiramis, fue la reina regente del Imperio Asirio (que reinó en 811-806 aC), quien ocupó el trono de su hijo Adad Nirari III hasta que alcanzó la madurez. Fue la esposa de Shamshi-Adad V (reinó 823-811 aC) y, cuando murió, ella asumió el poder hasta que su hijo alcanzó la mayoría de edad. Se desconoce qué hizo exactamente durante su reinado. Hiciera lo que hiciera, estabilizó el Imperio después
de la guerra civil y proporcionó a su hijo una nación importante y segura cuando accedió al trono. Se sabe que derrotó a los medos y anexionando su territorio. Nunca antes una mujer había accedido al trono asirio, y Sammu-Ramat lo sabía. La estela que ella construyó para sí misma se esfuerza por vincularla con todos los reyes asirios disponibles. El control del poder de la Reina Sammu-Ramat fue tan sorprendente que hizo eco histórico.
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