TIN HINAN TIN HINAN TIN HINAN LA VIAJERA DEL DESIERTO
De la figura mítica de la reina Tin Hinan, la fundadora del pueblo tuareg, sabemos lo que nos cuentan las historias transmitidas oralmente desde antaño. Según las leyendas tuaregs, provenía de la bravas tribus de bereberes del desierto que vinieron desde las montañas del Atlas. El oasis de
Tafilalelt, al sur del Atlas marroquí, fue el lugar de donde partió Tin Hinan junto a su doncella Takamat, y a sus fieles servidores, en su largo viaje por el desierto del Sahara. Siguiendo antiguas rutas caravaneras y orientándose con las estrellas, la comitiva se dirigió hacia el Este, hasta acabar en las cercanías de Tamanrasset. No se sabe cuánto tiempo se empleó en realizar este viaje.
En Las leyendas se cuenta, sin embargo, su llegada al oasis donde se establecería para siempre, a lomos de una camella blanca. Tin Hinane, sobrenombre que significa en lengua amazigh “Ella, la de las tiendas” en alusión a su origen nómada decidió establecerse con su séquito en aquel fértil valle recién descubierto. Su nombre pasaría a
traducirse metafóricamente como “la Madre de Todos” o “la Reina del Campamento”. Cuentan que con su gran carisma se las arregló para unificar a los distintos clanes de señores, pastores y agricultores y dotarles de una identidad nueva y común, mediante el método de enfrentarles, unidos, a una amenaza real: la invasión árabe. A partir de entonces se convirtiría en Tamenoukalt,
en idioma targui, la reina. Y la comunidad de pueblos nómadas, que extenderían su poder por todo el África central, sería el origen de los tuareg (significa hombres libres). Cuentan que Tin Hinan llegó al oasis de Tamnrasset con una hija, Kella, de cuyo padre nada se menciona, y allí engendró tres hijos más: Tiner, Takenkor y Tamerouelt,
de la sociedad tuareg: los descendientes de la reina Tin Hinan siempre serán nobles Y los de su sirvienta vasallos. Su mito hubiera seguido siendo para siempre una historia que contar frente a una hoguera, en las noches del desierto; si no fuera porque hace menos de cien años una expedición militar francesa encontró un túmulo funerario, ubicado al NE de Tamanrasset y cercano a la cordillera del Tassili, en la frontera con Libia. Con el
tiempo se llegaría a conocer como la necrópolis de Abalessa. Este lugar ya era, sin embargo, conocido desde tiempos inmemoriales por los tuaregs, quienes lo
nombres con un significado totémico, pues representan diferentes animales del desierto. Su doncella Takamat, por su parte tendría dos hijas. Los tuareg del Ahaggar cifran su origen en aquellos antepasados comunes. En esa sociedad, la descendencia era siempre matrilineal. Los historiadores ven en la leyenda de los descendientes de las dos mujeres, la clara intencionalidad de perpetuar la poderosa
estructura jerárquica
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