FATOUMATA DIAWARA FATOUMATA
« La música es el instrumento que une al mundo, la vida misma »
“Los gobernantes africanos tienen que dar más responsabilidad a las mujeres. Tienen que vernos como personas inteligentes, poderosas. Cambiando esa mentalidad la situación cambiaría rápidamente. Porque con mujeres gobernantes no habría conflictos. Las madres no quieren que sus hijos vayan a la guerra”
“Puedes sentir la libertad de mi música. Puedo decir lo que siento como mujer e hija africana”
Fatoumata Diawara (Costa de Marfil) es una artista polifacética, actriz, bailarina, cantante y compositora que fusiona el folk wassoulou de Mali con blues, funk, jazz, soul, creando una impresionante combinación con su melodiosa voz. Escribe y arregla sus propias canciones y en el mundo de la música empezó como corista para diferentes artistas africanos. Fatoumata irrumpió en la escena internacional con su exitoso disco debut
“Fatou” y ha participado en proyectos ganadores de Grammy. Participó en el Festival de Cine de Cannes 2014 con el film Timbuktu, del director Abderrahmane Sissako, donde colaboró con la banda sonora. Su música es cálida, con canciones melódicas que provienen de su propia experiencia. Canciones que hablan sobre los derechos de las mujeres, de los derechos de los niños, canciones que hablan de paz, de sueños y que no son más que el reflejo de las vivencias de una mujer comprometida con
el mundo que la rodea. Para Fatoumata un artista tiene la obligación de ser un vehículo para transmitir todos esos mensajes de responsabilidad social y de paz. Ser mujer y africana no es fácil en Mali, donde la sociedad es conservadora respecto a la mujer. Soy responsable de mis propias decisiones y mi escuela ha sido la vida. A través de mis viajes a diferentes países he aprendido lecciones que no se aprenden ni en la escuela ni en la
el mundo que la rodea. Para Fatoumata un artista tiene la obligación de ser un vehículo para transmitir todos esos mensajes de responsabilidad social y de paz. Ser mujer y africana no es fácil en Mali, donde la sociedad es conservadora respecto a la mujer. Soy responsable de mis propias decisiones y mi escuela ha sido la vida. A través de mis viajes a diferentes países he aprendido lecciones que no se aprenden ni en la escuela ni en la
universidad. La vida me ha hecho crecer y me sigue enseñando mucho. Mi sonido es universal pero también una mezcla de ritmos que se cantan con el alma. Canto la música de mis ancestros y el sonido wassoulou está muy presente. Yo canto en bámbara, mi lengua, y mi sonido es una fusión de lo que quiero transmitir y la melodía. Cuando subo a un escenario voy con un arma, y esa arma es mi
voz. La música es un arma poderosa. Mali-ko es un himno por la paz, de hecho quiere decir paz. Sentí la necesidad de hacer algo por mi país en un momento de crisis, incertidumbre y miedo. Mali-ko fue un grito al mundo. Un grito que buscaba la unidad para proteger nuestra cultura y para proteger la música en el mundo. Conseguí reunir a todos los artistas de Mali como Amadou & Mariam, Oumou (Sangaré), Bassekou (Kouyaté),
Toumani (Diabaté) y también desde Costa de Marfil a Tiken Jah Fakoly. Juntos cantamos con fuerza y esta canción la distribuimos de forma gratuita a través de todos los medios que teníamos en el país. Todo el mundo tenía esta canción, todos cantaban Mali-ko. La maliense desafió los convencionalismos y, por eso, reconoce que no tiene la presión cultural y social sobre lo que tiene que hacer o decir.
Puedes sentir la libertad de mi música. Puedo decir lo que siento como mujer e hija africana. “Todavía no sé cómo, pero estoy intentando cambiar la imagen que se tiene de África”, explica la cantante que sigue los pasos de Angelique Kidjo o Oumou Sangaré. Y anima a que más mujeres africanas tomen los escenarios. "Nosotras las mujeres tenemos nuestra propia visión de África.”
Toumani (Diabaté) y también desde Costa de Marfil a Tiken Jah Fakoly. Juntos cantamos con fuerza y esta canción la distribuimos de forma gratuita a través de todos los medios que teníamos en el país. Todo el mundo tenía esta canción, todos cantaban Mali-ko. La maliense desafió los convencionalismos y, por eso, reconoce que no tiene la presión cultural y social sobre lo que tiene que hacer o decir.
Puedes sentir la libertad de mi música. Puedo decir lo que siento como mujer e hija africana. “Todavía no sé cómo, pero estoy intentando cambiar la imagen que se tiene de África”, explica la cantante que sigue los pasos de Angelique Kidjo o Oumou Sangaré. Y anima a que más mujeres africanas tomen los escenarios. "Nosotras las mujeres tenemos nuestra propia visión de África.”
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