ARETHA LOUISE FRANKLIN : LA REINA DEL SOUL

 ARETHA FRANKLIN   ARETHA FRANKLIN  (Memphis,25-3-1942/ Detroit,16-8-2018)

  “ He vivido el tiempo suficiente para que las                 personas sepan quién soy y cuáles son mis              contribuciones. Ellos me conocen como algo             más que una simple artista. Creo que      también me conocen como mujer”

      Todos requerimos y queremos respeto,          hombre o mujer, blanco o negro. Es nuestro “ DERECHO HUMANO BASICO ”

    “ Creo que las mujeres, los niños y las personas       mayores son los tres grupos menos       respetados de nuestra sociedad ”
" No creo que yo haya sido un catalizador para            el movimiento de las mujeres.  Pero si lo fui,          ¡  MUCHO   MEJOR  !  "

Nació en Tennessee, Estados Unidos, en medio de una familia apasionada por la religión y la música. Su padre, un pastor bautista, la inició en el góspel y la empujó para que aprendiera a tocar piano.  A los 14 años grabó su primer disco y a los 18 viajó a Nueva York para tomar por primera vez clases de canto y danza. Trabajó con Columbia Records y luego de diez álbums

dedicada al Jazz lo abandonó para inclinarse por el Soul. Desde que era una niña, Aretha vivió el racismo de EEUU, los derechos de los negros eran todavía una utopía. Vivió muy de cerca las enseñanzas y el activismo de Marthin Luther King. Le siguió hasta el día de su asesinato,  cantando en su entierro. Aretha no ocultaba sus raíces y su orgullo de mujer negra. A pesar de la xenofobia, ella siempre se mostró orgullosa de su color. Estados Unidos, un país eminentemente racista,  

se rendía a una mujer negra, que hacía gala de ello. Delante de miles de personas, hacía exaltación de su negritud. En 1987 consiguió ser la primera mujer en entrar en el Rock and Roll Hall of Fame. Hubo heroínas que se partieron la cara por los derechos de las mujeres.  Cuando por levantar la voz podían condenarte al ostracismo y al insulto. Muchas de ellas son guerreras anónimas. Otras como Aretha aprovecharon su posición privilegiada de notoriedad pública para

construir un mundo mejor. Cuando cantaba todo el mundo callaba, y por eso en sus canciones y actuaciones desplegó un arsenal político en pos de la igualdad de derechos de los negros y las mujeres. Muchos la preguntaban porque  en sus entrevistas era menos beligerante, a lo que ella sólo acertaba a decir que “no era buena oradora”. Luego subía al escenario y no había hecho falta que dijera nada más. De repente una mujer 

negra se subía un escenario y les gritaba a todo el mundo que había que respetar a las mujeres.  Su consolidación como artista estuvo al servicio de los derechos raciales y la liberación femenina en Estados Unidos. Se consagró con “Respect”, un canto feminista en plena revolución sexual en 1967 y un discurso en favor del movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos. Si bien la cantante no grabó la canción como un himno político, sino como un mensaje 

 

 transversal. Aunque celebró siempre el mensaje de empoderamiento femenino de la canción, fue también cauta al momento de analizar su influjo en el movimiento feminista. No es un tema original suyo, sino de su amigo Otis Redding. Trataba de un hombre que pedía respeto a su mujer en casa porque él era el que traía el dinero. Aretha  cambió lo justo para que se convirtiera en lo que hoy es. Redding se resignó ante el éxito 

de la versión de su compañera, y cuando la cantaba en sus conciertos siempre decía que una amiga me la robó. A Aretha Franklin la nombraron ‘Queen of Soul’, pero no fue solo la reina de la música, también de movimientos sociales y durante años dio voz a aquellos que no la tenían. Una artista que hizo política desde el escenario en una época en que ni Aretha, ni la música, ni la sociedad americana lo tuvieron fácil. La tensión racial, la lucha de liberación de las mujeres y la Guerra de Vietnam sacudían un país       que pedía un cambio entre revoluciones, luchas, manifestaciones, gritos y silencios. En ese contexto, ella alzó la voz. Otros tenían fama, pero ella tenía dignidad y respeto. A finales de los 60, Franklin fue uno de los iconos de la comunidad afroamericana, y sus canciones eran pura reivindicación femenina y racial. Usó su posición para luchar en favor de los derechos raciales en Estados Unidos, siendo un elemento influyente dentro del movimiento racial y de la liberación femenina.