ANGELICA REMIGIA MENDOZA DE ASCARZA
" El amor a mi hijo me dio valor, así como el dolor de tantas mujeres que buscamos a nuestros familiares desaparecidos " (Ayacucho, 1 de octubre de 1929 - ib, 28 de agosto de 2017), conocida con el seudónimo de mamá o mamacha Angélica, fue una campesina y activista social peruana de origen quechua, considerada un símbolo de los activistas de los derechos de las víctimas de desaparición forzada. En el Perú, entre los años 1980 y 1990, se desarrolló un conflicto entre el grupo subversivo Sendero
Luminoso y el Estado. A partir de 1983, los ataques de Sendero Luminoso no se limitaron a la zona rural. Se perpetraron ataques contra infraestructuras en las ciudades. En Huamanga, capital del distrito de Ayacucho, el Ejército estableció como una de sus bases de operaciones, en el cuartel Nº 51 "Los Cabitos". El 2 de julio de 1983, sin causa alguna, militares entraron a medianoche a su casa en Huamanga, y se llevaron a su hijo
Arquímedes, de 19 años, al Cuartel Cabitos, el principal centro clandestino de desaparición y tortura del Ejército. Cuando preguntó por qué se lo llevaban, le respondieron: mañana tiene que ser testigo y le dijeron que se lo devolverían en la puerta del cuartel. No le volvería a ver. El 2 de septiembre de ese mismo año, Mamá Angélica con otras mujeres quechuas, fundan la primera organización de familiares de las víctimas de violaciones a los derechos humanos del Perú, denominada Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP) y fue elegida presidenta. La líder social peruana Angélica Mendoza murió el 28 de agosto en un hospital público de Ayacucho. Más conocida como Mamá Angélica, falleció a los 88 años. Los huérfanos por causa de dos décadas de violencia llamaban mamás a las dirigentes de Anfasep, debido a que ellas los cuidaban y alimentaban en un comedor que abrieron para los cientos de menores que perdieron a sus parientes, ya sea por la violencia protagonizada por Sendero Luminoso, las fuerzas del orden o los comités de autodefensa en aquella época en Ayacucho. Se cumplían diez días de que Mamá Angélica supiera la sentencia judicial del caso Cabitos, 34 años después de la desaparición de su hijo. La Sala Penal Nacional confirmó que su hijo fue una de las víctimas de desaparición en la instalación militar, y reconoció la existencia de un horno para incinerar los restos de los detenidos extrajudicialmente y ejecutados. La fundadora de Anfasep Angélica solo obtuvo la verificación de lo que ella siempre supo. El tribunal también ordenó a los militares condenados a prisión a pagar a Mendoza y a otros familiares de víctimas unos 77.000 dólares, pero los sentenciados huyeron y la reparación civil no se ha concretado.
Arquímedes, de 19 años, al Cuartel Cabitos, el principal centro clandestino de desaparición y tortura del Ejército. Cuando preguntó por qué se lo llevaban, le respondieron: mañana tiene que ser testigo y le dijeron que se lo devolverían en la puerta del cuartel. No le volvería a ver. El 2 de septiembre de ese mismo año, Mamá Angélica con otras mujeres quechuas, fundan la primera organización de familiares de las víctimas de violaciones a los derechos humanos del Perú, denominada Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP) y fue elegida presidenta. La líder social peruana Angélica Mendoza murió el 28 de agosto en un hospital público de Ayacucho. Más conocida como Mamá Angélica, falleció a los 88 años. Los huérfanos por causa de dos décadas de violencia llamaban mamás a las dirigentes de Anfasep, debido a que ellas los cuidaban y alimentaban en un comedor que abrieron para los cientos de menores que perdieron a sus parientes, ya sea por la violencia protagonizada por Sendero Luminoso, las fuerzas del orden o los comités de autodefensa en aquella época en Ayacucho. Se cumplían diez días de que Mamá Angélica supiera la sentencia judicial del caso Cabitos, 34 años después de la desaparición de su hijo. La Sala Penal Nacional confirmó que su hijo fue una de las víctimas de desaparición en la instalación militar, y reconoció la existencia de un horno para incinerar los restos de los detenidos extrajudicialmente y ejecutados. La fundadora de Anfasep Angélica solo obtuvo la verificación de lo que ella siempre supo. El tribunal también ordenó a los militares condenados a prisión a pagar a Mendoza y a otros familiares de víctimas unos 77.000 dólares, pero los sentenciados huyeron y la reparación civil no se ha concretado.
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